Gothic Spirit [31/--] Tercera Temporada - La Batalla de las Marionetas

Esa fue mi intención jojojo xDD
Quise dedicar un capitulo de descanso,
pobres chicos, les toca pasar por mucho xDDD
Menos mal que si me di a entender con lo del chico, es un alivio ^^U
Ahora veremos que otras preguntas te haces y cuales respondes
con este nuevo capitulo xDD

Chiu, por cierto, como lo prometido es deuda, aqui traigo el video con las canciones de los caballeros (sus characters songs), pero lo tendras que descargar, no se como subirlo online que no sea en youtube (lo borran ¬¬). Aqui te dejo el link:



Es nada mas de los caballeros, menos Shuichi, ya que el de los protagonistas estan en proceso de edicion...

Ah! por cierto, algo que olvidé mencionar:
Este capitulo y los siguientes han cambiado un poco en cuanto a la redaccion, muchas personas me sugirieron que era mejor quitarle la redaccion tipo teatro y lo hice ahora tipo novela, espero que de igual forma te guste la nueva redaccion ^^



En lo más alto de un edificio, el viento soplaba cada vez con mas intensidad. Se podia sentir la tensión de una fuerte batalla. Aquel momento, quizá no era el mejor para un caballero que estaba dispuesto a enfrentarse a dos seres desconocidos.

- Riku, el Caballero Bicolor... - dijo uno de ellos.
- ¡Dejense de rodeos!, ¡¿Que es lo que quieren?!. - exclamó Riku, que se encontraba muy agotado y molesto.
- Queremos que él despierte, y solo un caballero podrá ayudarnos.

Riku estaba muy confundido, aquellos no parecían ser algo que conociera, dos seres con peculiar forma, el primero, era un chico rubio con orejas largas de conejo y un parche en el ojo izquierdo, mientras que el segundo llevaba un extraño reloj sobre la cabeza y ocultaba su ojo derecho con el cabello. (OFF: Así eran: Pincha Aquí).

- ¡¿De quién están hablando?!, no participaré en ningún ritual que despierte a nadie.
- No tienes que molestarte - sonrió levemente el rubio.
- ¡Cállate! estúpido conejo... ¿realmente crees que podrás derrotarme?. - sus palabras bastaban para interpretar el miedo que sentía, Riku le temía a lo desconocido, y eso los involucraba a ambos.

- ¿Conejo estúpido has dicho? - frunció el ceño - ¿realmente crees... - hizo una pausa y levantó su cara - ... que soy débil por ser un conejo?!, ¡¿Crees que no me ha costado trabajo luchar para no aparentar un estúpido conejo?! - gritó con mucha potencia, sus ojos estaban sollozos de la rabia, Riku había entrado en su punto sensible - te demostraré lo mucho que valgo, ya verás caballero, lo veras...

Lo cierto es que la amenaza le causó gracia a Riku, pues no tardó en reirse al ver el rostro de ese chico.

- Ah... así que me demostraras tu verdadero poder.
- ¡Te arrepentirás de haberme dicho conejo!.
- Kadou, cálmate, recuerda que él sigue viéndonos. - dijo el otro chico que no había dicho ni una palabra durante su encuentro, Riku estaba seguro que ese era el tipo de personas a las cuales les debía tener mas cuidado.
- ¿Eh? Atsuki, aunque nos esté viendo, no puedo permitirle que me ofenda de ese modo. - cruzó sus brazos y se mostró enojado, Atsuki le dijo con voz sigilosa:
- Acabemos con este trabajo pronto, me comenzaré a cansar.
- Como quieras. - respondió el rubio.

Ambos advirtieron un ataque, Kadou el mitad conejo, levantó su brazo formando una misteriosa cierra con cuchillas filosas, no tardó en acercarse rápidamente al caballero desprevenido y lo dejó directo al suelo.

- Ustedes... - intentó levantarse Riku. De pronto el ambiente estaba cambiando, el viento soplaba con dirección contraria y los árboles no dejaban de moverse, provocando un estruendoso ruido.

- Kadou, preparate - dijo Atsuki, moviendo su cabeza al lado izquierdo.

Las hojas filosas aparecieron justo encima de ellos, la habilidad de Riku era controlar el ambiente, y parecía hacerlo muy bien, pues ambos sujetos estaban atrapados en una inmensa nube de hojas que los cortaban una tras otra. Ellos se intentaban proteger con sus brazos, pero no aparentaba tener efecto.

Una hermosa melodía rompe con el único sonido que había, el del viento soplando y las hojas cortando. Transmitía pasión y tranquilidad. Aun así, Riku no se explicaba de dónde pusiese venir ese extraño sonido. pero estaba seguro de que debía protegerse.

Los oídos de Riku repentinamente parecieron destruirse, un ruido bastante molestoso que se adentraba a su cabeza lo sacudia, el tic tac de un reloj. Riku volteó su cabeza para encontrar el lugar donde se hallaba ese incomodante reloj, pero no encontraba nada. El dolor apareció, su cabeza se sentía muy pesada, intentó levantar sus brazos para taparse los oídos, pero ni siquiera eso podia.

- No puedo... moverme - decía inquieto - ¿qué me está ocurriendo?. - Cerró sus ojos tratando de calmarse, su cerebro no acataba sus mensajes de movimiento, no tenia forma de hacer algo. Estaba atrapado.

Las hojas dejaron de moverse.

- ¿Puedes verlo? - la silueta de Atsuki se acercaba un poco más. - Esta justo encima de ti.

Riku levantó su mirada, se fijó de algo que no esperaba: el reloj estaba encima de su cabeza flotando provocando el molestoso ruido. Los ojos de Riku comenzaron a sollozar, se sentía perdido, le costaba trabajo moverse y aquellos desconocidos le provocaban temor. Su corazón y su cuerpo temblaban.

- Pobre caballero... - dijo Kadou, quien estaba detrás del desconcertante Atsuki - te lo advertimos, somos peligrosos.

Riku no tenia la fuerza suficiente para contestar, solo dijo en murmuro y delicadamente:
- Entonces... ¿qué son?.
- ¿Quieres saberlo?.
- Te lo he... preguntado.
- De acuerdo, quizá no hayas oído nunca de algo parecido.

Los sujetos se acomodaron en una posición extraña. La cabeza de Atsuki parecía caerse cuando la puso del lado izquierdo, como si el cuello no resistiera su peso. Las manos de Kadou estaban suspendidas en el aire. Riku lo reconocía, esa posición era el de < Marionetas >.

- Somos marionetas construidas con un propósito - confirmó Kadou.
- Servirle hasta la muerte a nuestro amo. - prosiguió el otro, como si supieran lo que debian decir.
- ¿Amo?.
- Así es, pero no te preocupes.
- Riku, caballero bicolor, tu no tardarás en verlo.

Esta vez, el corazón de Riku parecía explotar, una serpiente blanca apareció detrás de Kadou y se le acercaba poco a poco. No estaba seguro si podría vivir una próxima vez, esas < Marionetas > eran mas que un juego, su vida estaba en peligro. Sin embargo pudo escuchar el susurro de unas palabras que quizá lo tranquilizó en un momento.

- ¿Estas bien, Riku?.
- No lo creo. - contestó.
- No te preocupes. ¿Sabes donde estas?.
- Si, pero esas "marionetas" me llevaran a algún sitio.
- ¿Han dicho a dónde?.
- No.
- Entonces dime el camino.
- Lo haré...

Riku cerró sus ojos con la esperanza de que esa voz le salvara. "El Décimo Shuichi" se dijo a si mismo.


En el sillón de una sala algo pequeña se encontraba el Tercer Caballero, Taisuke. Intentaba levantarse superando el dolor grave de sus heridas. Tenia grandes cantidades de cortadas profundas. Ayano le había traído unas cuantas vendas que le retenían la sangre, y aun así ella estaba sorprendida al ver lo humano que pueden llegar a ser ellos, incluso en momentos como esos.

- ¿Te ha dicho algo, Shuichi? - le preguntó Taisuke al albino.
- Me lo dirá. Debemos apresurarnos.

Shuichi se puso el sombrero luego de su momento de trance. Ayano pudo notar lo preocupado que se encontraba, y de alguna forma, la hacia sentir inútil, como si no hubiese algo que pudiera hacer. Taisuke se levantó con ayuda de Takashi.

- Será mejor para ti que descanses Taisuke.
- De ninguna manera, no dejaré a Riku así como así, no de nuevo.
- Pero no estas en condiciones - le respondió con mucha preocupación.
- Me subestimas Takashi, soy el caballero mas fuerte y resistente, ¿lo recuerdas?.

Hubo un silencio, Takashi solo lo confirmó con un leve movimiento de la cabeza. En ese instante, Ayano los observaba y tomó una decisión.

- Los acompañaré.

Los tres caballeros se quedaron algo inmóviles, como si aquello les hubiese sorprendido inesperadamente.

- No lo permitiría Kido-sama.
- Quiero hacerlo - Miraba fijamente - Ustedes en muchas ocasiones me ayudaron, esta vez, quiero brindarles mi mano, sé que no sirvo de mucho como humana, pero les juro que haré el intento.
- Te equivocas Kido-sama, esto es mas peli...

Takashi lo interrumpió colocando su brazo al frente.

- Señorita Ayano, esto es diferente. Cuando nosotros nacemos como caballeros no solo hacemos un contrato de lealtad a nuestro Rey, es más que eso. - ella pudo ver un rostro sincero en frente - Nosotros también estamos formando una hermandad, una familia, algo que como espíritus o como humanos nunca tuvimos. Y eso es lo importante. En aquella ocasión, siempre querias proteger a tu hermano, entonces permitenos a nostros hacer lo mismo, proteger a Riku.

Ella estaba tan sorprendida como cualquiera de los presentes. Fué entonces cuando recordó aquellos sentimientos.

- En esos dias, me la pasaba preocupada por Haru, solo pensaba en cómo estaria, y cómo lo salvaria, sin embargo, tenia la sensación de que solo yo podia hacerlo, nadie mas. Incluso Daichi lo dijo: "un hermano mayor siempre existirá para proteger al menor".

Sonrie levemente.

- Lo entiendo - Quizo decir.

Entonces los tres caballeros dieron la espalda y se marcharon preparados para algo desconocido.

- ¿Estas segura de esto? - preguntó desconcertado Daichi, quien se hallaba a su lado.
- Por supuesto, ahora es el turno de ellos.

Hacia el intento por comprender lo realmente inutil que seria si ella los acompañase, seria un estorbo, fue lo que se dijo. Aun asi, sabia que esos tres podian hacerlo. Habia visto muchas batallas y le bastó para convencerse.


Sin embargo, en la sala más profunda y oscura, el corazón de una triste marioneta se encontraba sin ritmo y solitaria. Él lo observaba al tiempo que se preguntaba cuánto tiempo mas faltaba para terminar su obra maestra: "La Marioneta Bicolor". Entonces dos de sus súbditos dieron aparición, y junto a ellos, el cuarto elemento: el Segundo Caballero.

lol siempre pensé lo mismo con Kadou y Oz, pero no me habia dado cuenta de que Atsuki se parecia a Ciel owo es un buen punto!
Chiu que links no puedes ver? o.o
Y asi como lo deseas, te traigo el primer capitulo de la tercera temporada


En aquella habitación oscura, Riku permanecia agobiado, no podia hacer absolutamente nada. Sus manos estaban atadas y no tenia la fuerza para luchar contra aquello que aun no conocia en detalle. Uno de ellos, Kadou, lo seguia observando.

- ¿Sigues dormido? o espera, ¿dormida?, oye, ¿no te resulta incómodo ser de ambos sexos? - preguntó el conejo sentado y aburrido entreteniendose con una zanahoria que se llevaba a la boca.

- ¿Quieres guardar silencio?, los conejos se ven espantosos cuando abren la boca - dijo Riku en tono burlon.

Sin embargo, para Kadou eso no fue algo gracioso, se puso mas serio y decidió darle la espalda para ignorar el comentario.

- Un conejo, un reloj... - Riku seguia sumergido en sus pensamientos. De pronto una idea le vino a la cabeza, como si hubiese descubierto algo inesperadamente - ¡No puede ser!, ustedes... - dijo en voz alta e intentó levantarse, pero aun no podia.

Kadou se da la vuelta y lo observa.

- Vaya, hasta que te diste cuenta, ¿eh?. Pero descuida - da otro mordisco a la zanahoria - al menos, ya sabes para que estas aqui, despues de todo, aun tenemos a Ikuro, una marioneta sin vida.

Riku empezó a agitarse al verlo todo mas claro, sabia lo que le esperaba aunque aun sin exactitud. Ahora estaba peor, porque sabia que él probablemente no seria el único en pasar por aquella pesadilla que seguia viviendo.


Mientras, Ayano se encontraba al frente de la habitación de Haru, su hermano, quien no dejaba de causar mucho ruido. Ella seguia preocupada por los Caballeros, pero sabia que solo seria una distracción, al frente tenia otro problema.

- ¡Haru!, por favor descansa - dijo tomando la manilla de la puerta, advirtiendole la opertura.

- ¡Aléjate, aléjate!, él no descansa, no quiero verlo, no quiero escucharlo. - Ayano sintió un silencio - ¡No me gusta! - gritó de repente. Ella, sin dudarlo, abrió la puerta y corrió hacia su hermano.

- Haru, por favor detente, ¿qué te está sucediendo?, ¿por qué tienes que estar diciendo esas...?

Sus palabras fueron interrumpidas cuando le quitó la sabana que llevaba encima y pudo observar un rostro de miedo, lágrimas y desconsolación. Sus ojos estaban sin vida y de un rojo intenso que incluso Ayano se asustó.

- ¿Qué significa esto?, Haru, respondeme, ¿qué te sucede?.

Pero el chico continuaba sin escucharle, sin siquiera verla. Solo decia aquellas extrañas palabras.

- Agua, verde, aquel jardín, Hakone, ¿por qué?, está muriendo, sus ojos, está triste.

Sus palabras se detienen cuando Ayano le da una pequeña bofetada.

- ¡Haru!, ¿podrias escucharme? ¡te estoy hablando!, dime, ¿que intestas decirme?.

- Hermana, yo... - sus ojos quedaron suspendidos. No encontraba que decir ahora, se sentia algo incómodo. Levantó su mano lentamente provocando el sonido de las cadenas, a continuación, se suavisó un poco la mejilla recien atacada.

- Gracias, hermana, ya no puedo verlo más - contestó finalmente.
- ¿De que estás hablando?.
- Esa alma puedo verla, lo que hace, lo que siente, lo que vive.
- ¿De quién hablas?.
- Es el chico que me atacó aquella vez, junto a Yoshiki.
- ¿Qué?, ¿me estas diciendo que puedes ver al asesino de Yoshiki, el hermano de Daichi?
- Ahi estaba hermana, sus cadenas me dan dolor de cabeza.
- No puede ser, ¿cómo es que puedes verlo?.

De repente la puerta causa un fuerte sonido, alguien habia entrado, Ayano se da la vuelta y observa a su novio acercarse.

- Dime Haru, ¿en dónde lo veias?.

Ayano estaba sorprendida, Daichi los estaba escuchando detrás de la puerta y ahora sabia que no habria marcha atrás, Daichi buscaria la cabeza del culpable de aquella tragedia.

- Él estaba en ese jardín húmedo, el Hakone.
- ¿El Jardín de Hakone?, quieres decir en el Parque Fuji-Hakone-Izu.
- Si, ese es.
- Gracias Haru - dijo Daichi al tiempo que se marchaba de nuevo.
- ¡Espera!.

Ayano se levanta y recuesta a su hermano en la cama, ella se acerca rápidamente donde se hallaba Daichi.

- No te dejaré solo, yo te acompaño.
- Pero Ayano, dejaras a Haru...
- Él estará bien, además no tardaremos.
- Pero si tu...
- Daichi, quiero encontrarlo, esa condenada alma también acabó con Haru, y por supuesto, se llevó la vida de Yoshiki, algo que jamás perdonaré, por eso quiero acompañarte.

Daichi quedó pensativo un rato, observaba los ojos tan decididos de Ayano, y la conocia, sabia que ella no aceptaria una negación por respuesta.

- Entonces demonos prisa.
- De acuerdo - contestó Ayano.

Ella se da la vuelta y regresa en la cama donde se ubicaba su hermano.

- Haru ten cuidado por favor, no tardaremos.

Pero no recibe respuesta, él seguia escondido entre las sabanas.

- Vamonos -dijo Daichi para llevarsela.

Ambos bajan apresuradamente las escaleras tomados de la mano, el lugar estaba algo lejos pero sabian desde un principio que estarian luchando contra el tiempo asi que no dudaron en utilizar el viejo automovil que tenian en su garage, siendo Daichi el conductor.

Mientras transcurrian los minutos que cada vez se veian mas largos, Ayano y Daichi rompieron el silencio en una conversación.

- Todavia no entiendo cómo es que Haru puede verlo - mencionó preocupadamente Ayano.
- ¿No te diste cuenta?.
- ¿De que cosa Daichi?.
- Recuerdo cuando Yuudai lo explicó, él dijo que Haru fue contaminado por un Alma Condenada, el que asesinó a mi hermano.
- Eso lo recuerdo.
- Entonces, si es asi, es obvio que las almas pueden conectarse con aquellos que contaminaron, un claro ejemplo es Haru, quien no sabia de aquella alma hasta ahora, que se acaba de convertir en uno.

Quizá las palabras fueron muy directas y duras para Ayano en ese momento porque hubo otro silencio largo en donde solo se escuchaba el viento en contra del automovil. Daichi se sintió algo incómodo asi que tomó de su mano desocupada a la de Ayano. Ella lo miró algo desconcertada, pero hizo que se sintiera mas segura.

- Lo atraparemos - dijo él sin quitarle la mirada al volante.


En aquel lugar donde la brisa soplaba con mucha fuerza, las hermosas plantas más curiosas de Japón aguardaban junto a una pobre alma entristecida, pero con un objetivo claro.

- Lo sé y estoy seguro de ello - sus ojos miraban las claras aguas del jardín - Seiken-sama me salvó con esa sola razón, debo encontrarte Haru, solo así mi alma descansará en paz, al igual que la tuya.

La joven alma reposaba con sus rodillas en el suelo, y sus cadenas en silencio rotundo, se ocultaba en un pequeño rincon de sombra con una capucha encima. Sin embargo, podia verse el hermoso sol sobre el agua. Era un día encantador que adornaria aquel encuentro, donde finalmente Daichi tomaria venganza, aunque quizá dude de ello.

Pero en ese momento, unos ojos de atormentoso dorado los observaba. Su sonrisa se dibujaba en su rostro, pensando de qué manera podría acabarlo. Su espada filosa resguardaba en su mano, esperando llenarse del carmesí de aquella pobre alma destinada.

Que raro que no te salga el link owo a mi me sale bien, pero no importa, igual lo subi a youtube (espero que no me lo borren ¬¬). Es demasiado lol el video xDDD digamos que lo hice atorada... espero que te guste:

Spoiler:

Y aqui te dejo el siguiente capitulo para que tambien lo disfrutes xDDD


El campo verde, el viento frío y un sol radiante adornaban aquel parque conocido en Japón como "Fuji-Hakone-Izu". Daichi y Ayano aún no podían creer lo sucedido en ese momento, el asesino y culpable de muchas de sus desgracias estaba más cerca de lo que creian, y luego de tantos años.

Caminaron por muchas partes del parque, se sentían precipitados y algo cansados. Sus miradas se dirigían a todos lados, pero no encontraban nada que se le pareciera a un Alma Condenada, eso los irritaba.

- ¿Y si se ha ido? - preguntó la policía que parecía darse por vencida al pasar tantos minutos de búsqueda.

- No te rindas, tiene que estar aquí - contestó Daichi.

Y parecieron fortuitas aquellas palabras, pues en ese momento, escucharon el ruido estremecedor de las cadenas moverse, pesadas y desarregladas, como cualquier Alma Condenada. Ayano y Daichi empezaron a correr siguiendo aquel sonido, no perdian el tiempo, ya no más.

Esa ruidosa Alma parecia correr mucho más rapido.
<<¿Estará huyendo de nosotros?, ¿Tendrá una idea de que estamos aquí?, ¿Haru se lo habrá dicho?>> Se preguntaba Ayano, pero entre más lo hacía más se confundía, y prefirió entonces no pensar en ello, dejaría que el destino lo hiciese.

Fué en ese momento cuando se encontraron con aquel individuo, un alma que corría en frente de ellos, pasaba sin siquiera mirarlos. Llevaba una capa negra que lo ocultaba en ese frío parque. Sus cadenas estaban alborotadas con cada movimiento y el rostro de Ayano reflejó inquietud.

- ¿Es un niño? - Si, a juzgar por su pequeño tamaño y lo poco que se dibujaba en su rostro, se interpretaba a un niño indefenso.

- ¿Es él? - preguntó una vez mas esperando una respuesta mientras se detenia, pero Daichi interrumpe aquel silencio:

- ¡Detente! - le dijo al pequeño, quien se dió la vuelta para finalmente notar su presencia.

El niño se detuvo seguido de sus perseguidores. Alzó su mirada para que su rostro finalmente se viera. Su cabello era amarillo tan claro como el azul de sus ojos, casi parecia un albino y llevaba consigo la capucha que lo distinguía, Daichi reconoció a ese joven.

- ¿Tu?, no puede ser. - Decía sorprendido, con los ojos pequeños, sin duda, no podia creerlo.

- ¿Quién es? - Al contrario de Daichi, Ayano no parecía reconocerlo.

- Tu eras aquella alma, ¿cómo es posible? - se restregó con la mano el cabello, aún seguía petrificado. - ¡Riku te habia matado! ¡Eres el niño que se encontraba en esa Mansión!, ¿cómo puedes seguir con vida?.

- ¿Estabas allí? - dijo finalmente el pequeño - Yo, en ese momento... - pareciera que se estaba esforzando mucho al tratar de decir algo, se veia algo debil y cansado - él estaba ahí, Seiken-sa... - y sin poder evitarlo el pequeño Akira cayó en el suelo.

Ayano no podía entender lo que estaba pasando, Daichi hizo un pequeño movimiento, quería matarlo, era lo único que pensaba, aquel castigo que Riku le hizo era poco para el que se merecía, mató a su hermano, seguía diciendose Daichi. Pero la mano tímida de Ayano lo detiene al sujetar su brazo.

- Espera por favor, antes debemos asegurarnos que sea él - su rostro estaba confundido - Además, está inconciente, quizá primero debas explicarme unas cuantas cosas - tragó saliva y esperó una respuesta.


El agua de aquel parque era clara y el sol lo reflejaba. Los ojos blancos de un jóven apreciaba aquella naturaleza. Estaba algo cansado, el día no habría sido tan bueno para él. Aún con tal estrés intentaba solucionar esas interrogantes que sacudian su cabeza, pero eso no era lo más importante en ese momento, debía continuar en su búsqueda, aquel asesino no podía escapar fácilmente de sus manos, y menos aún cuando llevaba tanto tiempo persiguiéndolo, ¿una casualidad?, quizá lo sea, quizá su objetivo era el mismo que de aquella pareja policía que tenían en sus manos a un niño asesino.

El chico de cabello lacio decidió finalmente continuar, se puso ambas manos en la cara para quitarse un poco el sueño que llevaba consigo. Caminó a un paso lento, en él se apreciaba a un joven vago, pero no era un momento oportuno para serlo.


Ayano seguía escuchando lo que Daichi le decía, cada palabra estaba llena de desesperación, ella siempre debia detenerlo cierto intervalo de tiempo para que se calmara. Y finalmente terminó:

- Vi cómo su sangre caía por toda la habitación, estaba seguro que murió Ayano, ¿cómo es posible?.

- Daichi, es mejor que pensemos que él no fué el culpable, mirálo, es solo un niño.

Pero era dificil para Daichi reconocerlo de ese modo, en él veia la sangre de Yoshiki y una sonrisa macabra, como si lo disfrutara.

Hubo una pausa, un silencio, mientras la pareja se observaba, Akira finalmente estaba despertando, muy débilmente trataba de levantarse, sus ojos estaban muy cerrados.

- Por favor, alejenlo, no quiero verlo, me duele la cabeza - decia Akira.
- ¿De qué estas hablando? - Ayano trató de ayudarlo, para ella era dificil ver mas alla de un niño.
- Mis ojos - se los tapaba con aquella espesa capucha - me duelen.
- ¿Te duelen?.

Daichi trataba de no verlo, y le susurró a su novia una palabra: Fotofobia. Ayano lo entendió, un niño que le teme anormalmente a la luz del sol, eso explicaba muchas cosas.

- Ven, te llevaremos a un lugar más oscuro.

Daichi no podía creerlo, Ayano lo trataba como si ignorara sus pecados. Pero permanecia en silencio, siguiendo con tal mirada a Ayano y Akira. Ambos se sientan debajo de un árbol.

- Muchas gracias - respondió agradecido Akira.
- Ahora, necesitamos que nos expliques muchas cosas - mencionaba el joven disgustado.
- ¿De qué cosas?, no lo entiendo. - pero Akira de pronto recordó aquel rostro de Daichi.
- ¡No puede ser! tu estabas con ese caballero, ¿me matarán de nuevo?
- Coopera. - Fué su respuesta fría - Sabemos lo que hiciste niño.
- ¿Yo?.
- Asi es.

En ese momento, Ayano esperaba recibir un "No fuí yo" en los labios del niño mientras Daichi lo acusaba de aquel asesinato, pero Akira lo único que hizo fué bajar su mirada.

- Entiendo - respondió ante tal acusación - yo solo quería ayudarla.
- ¿Ayudarla? - interrumpió Ayano.
- Hina siempre estaba conmigo, él me dijo que no le provocaría daño si lo ayudaba a destruir humanos.
- ¿Quién?. - Daichi se encontraba en silencio abrumado al escuchar tal nombre que quizá nunca esperó volver a escuchar "Hina", la pequeña de ojos grandes que Yuudai siempre cuidaba.
- No lo sé. Él queria que me hiciera cargo de un chico llamado Haru, pero en ese momento no estaba solo, alli estaba otro humano, protegiéndo...

No tardó en terminar la frase cuando es interrumpido por un golpe de furia que jamás esperó sentir, Daichi esta demasiado molesto, sabia que hablaba de su hermano, y ahora pudo entenderlo: Yoshiki trataba de salvar a Haru, su mejor amigo. Ayano pudo observar las pequeñas lágrimas que Daichi sacaba, ella lo entendia, por dentro, Daichi se sentía orgulloso de tal valentía en su hermano, sin embargo, eso lo conllevó al silencio eterno.

Aquellos años de tanta investigación finalmente se aclararon, Ayano se tapaba la boca con sus manos, solo podía ver como su novio agredia al pequeño Akira, estaba confundida, no sabia si detenerlo, aun con las mejores intenciones Akira acabó con la vida de Yoshiki, y lo habia confesado.

Ella escuchaba los gemidos de Akira, se sentia impotente.

- Daichi detente - pronunció en un bajo tono - esto no es bueno, detente por favor.

Al no recibir respuesta ella se levanta e intenta tomar su brazo. Él se detiene y la observa con furia.

- Basta Daichi, no lo lastimes más.
- Ayano no te entrometas.
- Entiéndelo, debemos saber lo que está sucediendo, no llegaremos a nada si tu...
- Lo sabia - interrumpió Akira tratándose de levantar y gimiendo más del dolor - sabia que eras tu, te pareces demasiado a ese chico.
- ¿Cómo puedes...? - Daichi estaba mas intenso que nunca.
- ¡Escuchame! - el pequeño apretó sus puños y se levantó de inmediato - En ese entonces solo pensaba en proteger a Hina, sin importar cómo, ella estaba sufriendo y aquel hombre me dijo que me ayudaria si colaboraba, recuerdo que no habia aceptado a la primera, pero no tenia mas opciones, Hina era lo mas importante para mi...
- ¡¿Y Acaso Yoshiki no lo era?!
- Eso lo sé, pero ahora - se arregla un poco la capucha - ahora no puedo perder mas tiempo.
- ¿Qué demo...? - no había terminado cuando ya Akira se habia dado la espalda.
- Lo siento, y sé que no será suficiente para saciar tu ira pero... justo ahora tengo una importante misión que cumplir. Seiken-sama me ha sacado del silencio eterno para aliviar el dolor de ese Haru.

<¿Haru?> Ayano se preguntaba que tenia que ver él con ese tal Seiken, pero no encontró otra cosa que ver cómo Daichi se alimentaba más de odio.

- ¿¡Qué demonios te pasa!? - decia enojado - ¿realmente crees que aceptaré ese "lo siento" como excusa?, ¿crees que te perdonaré por haber matado a mi hermano a si sin más?. Tu... insolente alma, no mereces nada en este mundo.

- ¡Ustedes...! - los interrumpió una voz cercana.

Daichi y Ayano se dieron la vuelta inmediatamente para divisar aquel sujeto, pero no encontraron nada fuera de lo normal.

- ¿Quién esta ahí?. - preguntó Daichi, algo sorprendido.
- ¿Humanos como ustedes pueden ver esta alma? - respondió la voz.
- Te he preguntado quién eres.
- Entonces seguramente lo han visto.

Ofendido de tal ignorancia, Daichi le grita con más fuerza:

- ¡Oye, sal de ahí de una vez por todas!

Pero la respuesta no fué muy agradable para nadie de los presentes, el sonido de una pistola cargarse rompió aquel diminuto silencio.

- Bien, acabemos con esto.
- ¿Eh?. - Ayano se preparó sacando su arma también.
- Diganme... - decia la voz que parecía estar más cerca que nunca -¿acaso no lo han visto?, ¿al asesino de ojos dorados?.

Y fue la reacción de Akira la que mas los sorprendió a todos, se agitó con mucha fuerza para desprender la mano de Daichi en su hombro e intentó alejarse pero algo lo detuvo.

¿Esta aquí... ese asesino?

Sentía miedo, aquellos ojos los había visto antes, era una pesadilla que estaba reviviendo en sus memorias, conocía a tal asesino, o mejor dicho, había sido atacado por él y ahora el joven de aquella voz se aprovecharía de ello.